Una de las historias más sugerentes es que se pobló inicialmente con agotes, un grupo étnico maldito, que malvivía en el valle del Baztán, donde todos son hidalgos y tienen derecho al escudo ajedrezado que proclama su hidalguía, menos los pertenecientes a esta raza.
En el Nuevo Baztán, la puerta del palacio se encuentra presidida por dicho escudo, tal vez en un esfuerzo integrador.

Los agotes parece ser que no se adaptaron a las nuevas circunstancias y decidieron volver a su Bozate natal, que la tierra, aunque sea una mala tierra, tira mucho.

Ahora la plaza de fiestas, permanece cerrada y todo parece un escenario teatral.



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